El día se ha marchado,
descienden lentamente las alas de la noche
cual pluma desprendida de ave en vuelo.
descienden lentamente las alas de la noche
cual pluma desprendida de ave en vuelo.
A lo lejos veo brillar las luces de la ciudad.
A través de la cortina de la lluvia
y del manto de la niebla,
me invade un extraño sentimiento,
mezcla de tristeza y soledad.
No es nada parecido al dolor.
Ven, amor ¿leamos algún poema
o escuchemos una balada?,
no quiero que leamos esos versos
de los grandes poetas,
me sugieren profundos pensamientos
y esta noche quiero simplemente descansar.
Por favor, léeme unos versos de esos poetas
a los que los poemas les nacen del alma,
como el rocío de las flores en verano,
o las lágrimas de los ojos de las estrellas.
Esos poetas, amor, tienen el privilegio
de aquietar el acelerado pulso de las ansias,
y llegan como bálsamo para el alma
después de la plegaria.
Elige, amor, de nuestro libro preferido de poemas,
aquel que tanto me gusta y asocia el alma del poeta a
la dulzura de tu voz.
Y la noche se llenará de música y las preocupaciones del largo día
se alejarán en el silencio de la noche.
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