jueves, 17 de abril de 2008

Descanso

El día se ha marchado,
descienden lentamente las alas de la noche
cual pluma desprendida de ave en vuelo.

A lo lejos veo brillar las luces de la ciudad.
A través de la cortina de la lluvia
y del manto de la niebla,
me invade un extraño sentimiento,
mezcla de tristeza y soledad.
No es nada parecido al dolor.

Ven, amor ¿leamos algún poema
o escuchemos una balada?,
no quiero que leamos esos versos
de los grandes poetas,
me sugieren profundos pensamientos
y esta noche quiero simplemente descansar.

Por favor, léeme unos versos de esos poetas
a los que los poemas les nacen del alma,
como el rocío de las flores en verano,
o las lágrimas de los ojos de las estrellas.
Esos poetas, amor, tienen el privilegio
de aquietar el acelerado pulso de las ansias,
y llegan como bálsamo para el alma
después de la plegaria.

Elige, amor, de nuestro libro preferido de poemas,
aquel que tanto me gusta y asocia el alma del poeta a
la dulzura de tu voz.
Y la noche se llenará de música y las preocupaciones del largo día
se alejarán en el silencio de la noche.

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