jueves, 17 de abril de 2008

Dulce Ilusión

Tú no sabes, cielo, cuanto te amo,
cuanta es la adoración que yo te tengo;
tú no puedes comprender cómo te siento
en el templo silente de mis sueños.

Aunque todos me digan que es errado
el amor que humilde te profeso,
no por eso dejaría yo de amarte.

Aferrada a ésta ilusión
lucharé por ganarles la batalla
y decirles algún día, ya soy suya
y amarnos hasta el fin de nuestras vidas
si Dios así lo quiere.

Será entonces, ángel mío,
cuando ansiosa, diga a todos que te amo,
que la dulce ilusión que yo soñara,
es la grata realidad de un sueño nuevo.

A tu lado se agrandan mis afanes,
y la dicha de tus besos me estremece,
el calor de tus palabras es poema
cuando muere el temor de la distancia.

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