jueves, 17 de abril de 2008

La Vida

Que maravillosos mis ojos que ven
cuando hay tantos que no tienen luz.

Que maravillosa mi voz que canta
cuando hay tantos en silencio.

Que maravilloso poder abrir mis brazos
cuando hay tantos sin horizonte.

Que maravilloso es poder soñar y creer.
Tantas cosas tengo que agradecer
y tanto que suplicar.
Cuando realice mi inventario
tendré tantas y tan ricas bendiciones en mi haber,
que aún cuando los problemas me den tristezas,
me abatan y le den sombras a mi vida,
podré detener mi paso un instante,
a pensar en la vida que es un milagro,
no solo un acontecimiento rutinario,
tampoco es una posesión con la que cuento
sin ninguna condición.

Ella es: un hecho extraordinario,
un regalo inigualable al que aprecio y agradezco.
Ella esencialmente es un milagro.

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